The National y “el caballero de la triste figura”

“Trouble will find me” es un disco propio del intelectualismo de The National, inspirado en la oscuridad de Nick Cave, el aroma del whisky de Tom Waits y la nostalgia por lo inalcanzable de Leonard Cohen.
“Don’t Swallow the Cap”  es el tema que escoge el grupo de Cincinnati para iniciar el concierto del pasado 20 de noviembre en el Palacio Vistalegre (Madrid). Matt Berninger vestido siempre de negro,  reflejo de un día de lluvia, sube al escenario. Los focos, intensos cañones de luz, disparan contra su figura doblegada que se plasma en los laterales del recinto. Desgarbada, iracunda , derrotada.
Le sigue “I Should Live in Salt”   para aterrizar, finalmente, en territorio peligroso: “Mistaken for Strangers”. Las notas van dando tumbos, chocándose contra extraños. Perdidas. Víctimas de la espiral del mundo. Los versos son casi aspirados y se ven envueltos en un halo de pesimismo que proyecta la voz de barítono y  subraya la fuerte presencia del bajo. La decadente melodía se ve liberada por el viento metal. Dos trombones emergen de la nada, avivan la esperanza y con un ligero crescendo nos devuelven al presente.

Continúan con otro de los clásicos, es el turno para “ Bloodbuzz Ohio”. La introducción recuerda al momento en el que una gran orquesta se dispone a afinar. Cada instrumento escucha el anterior y es entonces cuando percusión, trompeta, trombón, piano, guitarra y bajo crean un precioso colchón armónico donde cae la voz abatida de Matt Berninger. Se retuerce, se dobla sobre sí mismo. Víctima de la lucidez.
¡Qué difícil es hablar de música! Tan difícil como bailar con palabras. Pero qué fácil es entender la música cuando habla.  Así la obra de Berninger y los suyos se encuentra expuesta al mundo. Es un paralelismo entre la lucha del individuo contra el todo, por esto las melodías son aparentemente “contenidas” y esta sensación o criterio sí que es complicado dibujarlo con  letras. El tipo de música de The National, que podríamos llamar “contenida”, entendida como la represión de un impulso, es disfrutar más de las notas que no escuchamos que de aquellas que percibimos distintamente. En pocas palabras: disfrutar de lo ímplicito. Sucumbir a la sensación desgarradora de una melodía que se presenta abocetada y que el acompañamiento arropa. Desnuda , venturosa en lo adverso.
 “I Need My Girl”  es un ejemplo de esta “música contenida” de la que veníamos hablando y la obra maestra de su último álbum. Un tema que posee todas las virtudes: la templanza de la batería , la elegancia del punteo de la guitarra y las discretas dinámicas que expresan la nostalgia que siente el vocalista por su pareja que está lejos. Nostalgia que la música exterioriza con suaves crescendos y decrescendos . Se expresa de forma cohibida,  comedida y encierrra, a la vez, un todo inabarcable. Es como encerrar a un hombre en una prisión invisible. Tarde o temprano se deshará de sus grilletes. La música contenida es la expresión de lo inefable en música. Y esto es la magia que le pertence y la hace única.
Siguiendo con las virtudes, otra de las que puede presumir The National es que son los enemigos de lo evidente. Los de Cincinnati rompen con lo establecido y de esta manera componen “This Is The Last Time”  que es, cuando menos, desconcertante . Se trata de dejarse seducir por este embrujo, el embrujo de lo inefable.Exhaustos, siguen escribiendo el relato de lo imaginable con “All the Wine”, “Abel” o
“Slow Show” hasta llegar a “Sorrow” que demuestra que The National no es un grupo misterioso, como muchos dicen.  Esta “pena” es una prueba de ello. No son misteriosos, al contrario, son de lo más explícitos: son pesimistas. A veces sus melodías disonantes y sincopadas parecen desafiar a la armonía y al tempo ¿La causa? Quieren hacer suyo algo que no les pertence, aferrarse al por qué de las cosas.  Así para Matt Berminger la vida es escapar dentro de una espiral. Los temas que cierran el concierto “Fake Empire” ,“Terrible love” y “Pink Rabbit” describen esta espiral llamada mundo. Tiranizadas y esclavas del aparente sinsentido se preguntan :  ¿hacia dónde hay que correr? Construyen  un precioso pedestal donde se apoya la esfinge de la angustia y el miedo, la sombra de Matt Berninger:  “el caballero de la triste figura”.

Cristina Parapar